LOS CATÓLICOS TAMBIÉN SOMOS CRISTIANOS

Por Gerardo Cartagena Crespo





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Al lugar de trabajo llegó un nuevo empleado. Éste, como muchos hermanos separados no perdió el tiempo en su deseo y afán de propagar el "evangelio" que predica la iglesia a la cual asiste, y que él considera como el único implantado por Jesucristo.

Después de varios días de estar laborando y de ir ganando la confianza de algunos de sus compañeros, le pregunta a uno de ellos:

--Oye, Samuel, ¿ya has aceptado al Señor como tu único Señor y Salvador?

--Así es.

--¿Y en cuál iglesia perseveras?

--En la Luterana. ¿Y tú?

--Yo pertenezco a la iglesia Pentecostal. Y supongo que en esta compañía también hay católicos, ¿no?

--Sí, eso es así. Aunque ya Aníbal (quien es bautista) se ha encargado de ir sembrando la semilla del evangelio y ha logrado convencer a uno que, después de tanto vacilar, ha aceptado a Jesucristo como su único Señor y Salvador personal. A los otros se le ha hecho un tanto difícil desde que llegó Francisco, pues éste sí que conoce de Biblia y ha logrado…, pudiera decir, empatar la pelea.

--¿Sí? ¡Ja! Creo y estoy seguro que la cosa va a cambiar cuando se enfrente cara a cara con la verdad de la Biblia…
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--No sé, Francisco. Quisiera pensarlo un poco más.

--Pues no lo pienses mucho, Cristal, mira que el tiempo es oro y no se detiene, y no sabemos cuando será el último momento y nos llamen a pedir cuentas. Y como catequista de tu parroquia, te ayudará a conocer a profundidad la fe de la Iglesia y los talleres que impartimos te serán de gran utilidad. Además, no pierdes nada con ir a este retiro, al contrario, vas a encontrarte con un gran tesoro y perlas de gran valor.

--Oíste Cristal ¡Te vas a hacer millonaria! Si es así, yo también quiero ir.

--Vamos Ana, sabes muy bien que estoy hablando en sentido figurado, y a lo que me refiero es a tesoros y riquezas espirituales que sobrepasan a todas las riquezas y bienes de este mundo. Por lo que es cierto que Cristal (y todos los que asistan a este retiro) se harán millonarios.

--No sé. ¿Qué tú opinas Antonio? ¿piensas ir?

--También lo estoy pensando. ¿Y tú Ana, qué piensas?

--¡Ja! A mí por ahora no me agarran. Cuando llegue el
momento… Tal vez me decida ir.

--¿Y si ese momento es ahora? ¿y si ese momento nunca vuelve a pasar?

»Hace unos años un hermano misionero me contó el siguiente testimonio: En la compañía en la que él trabajaba había un joven por quien en una ocasión sintió un fuerte deseo de invitarlo a buscar de Dios, y así lo hizo. Me dijo que se le acercó un jueves y lo invitó a buscar de Dios. Que sentía en su corazón un poderoso llamado para él, pero la respuesta del muchacho fue que él era muy joven y quería disfrutar de la vida, que cuando llegara a viejo buscaría de Dios.

»Al otro día, viernes, se le acerca uno que era pastor de una iglesia evangélica, y le hace la misma invitación a la que el joven da la misma respuesta.

»Me cuenta este hermano misionero (quien es católico) que cuando llegaron el lunes a trabajar, les llegó la terrible noticia de que ese joven había muerto en un aparatoso accidente el sábado.

»Esta historia, que es verdadera, se las cuento para que sepan que los asuntos de Dios son serios y que nuestras vidas penden de un hilo. Cundo Dios llama, por algo es.

--Vaya. Ya me metiste miedo -dice Ana.

--Las cosas y los asuntos de Dios no es para meter miedo. Eso es de supersticiosos. Las cosas y los asuntos de Dios es para que las conozcamos y las vivamos para poder alcanzar la verdadera felicidad en el amor.

»Quién conoce y vive en el amor de Dios jamás temerá a nada y siempre vencerá al mal, pues su vida se forjará en el bien laborando en la magna obra de la evangelización por la salvación de las almas…

--Pues que bien. Ya es hora de entrar a laboral -advierte Luis.

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Llegada la hora del almuerzo en la que había un grupo reunido en una mesa, David, el nuevo empleado, pregunta a los presentes:

--¿Hay algún cristiano aquí?

Lógicamente todos los de denominación protestante levantan la mano, excepto los católicos allí presente, a excepción de Francisco que también levanta la mano. Algunos evangélicos se le quedan mirando extrañados al igual que uno que otro católico. El sujeto comienza a preguntar a cada uno de los que levantaron la mano a cuál iglesia pertenecían y perseveraban.

--Yo soy pentecostal.

--Yo soy bautista.

--Yo soy luterano.

--Y tú, ¿a cuál iglesia perteneces?

--¡Yo soy católico!-- contesta Francisco confesando su fe con gran convencimiento y orgullo de serlo.

--¡¿Católico?!

--Sí, como lo escuchó: católico.

--Pero es que los católicos no son cristianos -objeta David.

--Eso lo dicen ustedes quienes desconocen y mal interpretan nuestra fe. Nosotros, como enseña nuestra Iglesia, creemos en Jesucristo como nuestro Único, Dueño, Señor y Salvador. Además, todo nuestro culto desemboca en él, con él, por él y para él. Si eso no es ser cristiano, dime entonces, según tú, ¿qué es ser cristiano?

--¡Pero es que ustedes adoran a María! -acusa David.

--Adoramos sólo a Cristo, y en Cristo al Padre y al Espíritu Santo bajo un mismo y único culto que la Iglesia llama de Latría, pues es el culto supremo que corresponde tributarle solamente a Dios. A María la honramos por ser la escogida por Dios para ser la Madre de Nuestro Único, Dueño, Señor y Salvador Jesucristo. E igualmente a los santos rendimos homenaje porque ellos, más que ningún otro cristiano vivieron el Evangelio según el querer de Cristo.

Y es ese ejemplo de entrega total a la Voluntad de Dios que la Iglesia nos propone en ellos como modelos a imitar, pues imitarlos a ellos es vivir el Evangelio de Jesucristo.

--¡Pero es que la iglesia católica está plagada de errores contrarios al evangelio! -Vuelve a acusar David-. No pueden ser cristianos aquellos que enseñan cosas contrarias a dicho evangelio.

--En eso estamos de acuerdo. No pueden ser cristianos aquellos que enseñan cosas contrarias al Evangelio de Jesucristo. Ahora bien, tú nos acusas de enseñar y practicar cosas contrarias al evangelio, pero, te preguntó, ¿contrarias a cuál evangelio?

--¡Pues! ¡El único que existe! El de la Biblia.

--Si es el de la Biblia, explícame, ¿por qué existen tantas y variadas doctrinas y enseñanzas como iglesias existen en el protestantismo? Pues fíjate bien, lo que enseña una, según la Biblia, otra lo contradice utilizando esa misma Biblia.

--Es que el Espíritu Santo inspira a cada uno lo contenido en la Biblia.

--Es decir, tú me estás confirmando dos graves errores (o mejor dicho horrores) y contradicciones en el protestantismo que fundamentan mi posición y debilitan la de ustedes. A saber:

»Primero, que el Espíritu Santo inspira a cada quien según quiere. Ello quiere decir que ese espíritu santo (con todo el respeto y lo menciono con letras minúsculas) es un morón que no sabe lo que hace y desconoce lo que es la verdad... No te me pongas con esa cara, pues, sin que ustedes se den cuenta, eso es lo que están diciendo cuando enseñan que si a uno le inspiró una supuesta verdad con la cual se aferra para fundar una iglesia o congregación o secta, a otro le inspira, basándose en el mismo texto otra supuesta verdad con la cual también se aferra para fundar otra iglesia o secta. Tenemos entonces que, según este principio protestante, y que tú me acabas de confirmar, el Espíritu Santo se ha equivocado decenas de miles de veces. Ese no puede ser el Espíritu Santo en el cual yo creo.

»Segundo... Espérate, déjame terminar mi exposición. Según tú hay un solo Evangelio contenido en la Biblia. Entonces te vuelvo a traer la misma pregunta que te formulé anteriormente: ¿de cuál evangelio estamos hablando? ¿Por qué existen tantas y variadas iglesias en el protestantismo? Si supuestamente y según ustedes todas o la mayoría de las iglesias protestantes predican el mismo evangelio, ¿por qué no cumplen con el deseo de Jesucristo y mandato bíblico de la unidad (ustedes que tanto predican que hay que seguir a Jesús y creer en su palabra) y no se unen a la iglesia que fundó el que dio origen a la revolución protestante, Martín Lutero? ¿O me van a decir que no lo hacen porque también él se equivocó? Además, esa afirmación de ustedes de que cada quién puede interpretar la Biblia según le inspire el Espíritu va contra esa misma Biblia, pues es Ella la que nos dice y advierte que, "nadie puede interpretar a su gusto una profecía de la Escritura,..." Esto lo vemos en 2 de Pedro, capítulo 1, versículo 20. Y en otra parte, hablando de las cartas de San Pablo, nos sigue advirtiendo que, "hay en ellas algunos puntos difíciles de comprender que las personas ignorantes y poco firmes en su fe tuercen, lo mismo que las demás Escrituras para su propio perjuicio." Esto también lo encontramos en la segunda carta del apóstol Pedro, capítulo 3, versículo 16.

--Pero es que la iglesia católica romana no puede ser la Iglesia de Cristo, pues ésta se corrompió y se apartó de la verdad... -continúa acusando y atacando David.

--Otra vez me acabas de confirmar que la Iglesia Católica es la verdadera Iglesia de Jesucristo...

--¡¿?!

--¡¿...Sorprendidos?! Sabemos por los textos bíblicos que Cristo fundó una Iglesia: "y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia" le dice Jesucristo a Simón ahora llamado Pedro. Y le asegura que las fuerzas del infierno no podrán vencerla. (Esto lo leemos en el Evangelio de Mateo, capítulo 16, versículo 18); y que Él estará con su Iglesia todos los días hasta el fin del mundo. (Esto lo vemos en el Evangelio de Mateo, capítulo 28, versículo 20.) Mas también promete que el Espíritu Santo mantendrá a esa Iglesia en la verdad total. (Esto lo vemos en el Evangelio de San Juan 14, 26 y 16, 12-13.)

»Con estas promesas infalibles de Cristo para con su Iglesia, y muchas más, Jesucristo nos asegura la permanencia viva y eficaz de su Evangelio en su Iglesia a través del tiempo hasta el fin del mundo. Decir, pues, que la Iglesia de los primeros siglos se corrompió y se apartó de la verdad es como decir que Cristo no es quien creemos que es: Dios hecho hombre, sino un simple mortal que se las daba de Dios y redentor del mundo, pues si fracasó en mantener su Iglesia en pie contra las fuerzas del mal, ¿quién nos asegura que efectivamente hemos sido redimidos? Las consecuencias de dichas ideas, como pueden ver, son verdaderamente desastrosas para la credibilidad del Evangelio de Jesucristo. Y si tú crees verdaderamente en Cristo, deberías analizar y reflexionar bien lo que piensas con respecto a la Iglesia Católica.

--Verdaderamente que el diablo se las ingenia para engañar a uno. Si crees que me vas a engañar, estás equivocado.

--Pues lo siento mucho por ti. Lo que acabo de decir lo he dicho por los que aquí estén más abiertos a la verdad y no están aún atrincherados tras las murallas del prejuicio y del fanatismo. Además, tú que te las das de saber mucho de Biblia, deberías darle gracias a la Iglesia Católica que hoy tú tienes el Nuevo Testamento por medio del cual podemos conocer a Jesucristo, pues fue la Iglesia Católica la que eligió, organizó y estableció, bajo un solo volumen, los 27 libros que hoy lo componen. ¡¿Dónde estaban los protestantes, ortodoxos, Testigos de Jehová, Adventistas, Mormones y todas las llamadas iglesias y sectas, que se valen de la Biblia, cuando la Iglesia Católica estaba estableciendo y organizando la lista de dichos libros de entre una gran cantidad de otros tantos que, en algunos casos, se les consideró también inspirados?! No aparecen por ninguna parte, puesto que para aquella época no existían...

Mientras aquel se alejaba vociferando palabras como “hijo del diablo", Francisco, muy contento, aprovechando los últimos minutos del almuerzo, continuó exponiendo las verdades de la fe católica y contestando las preguntas que se le exponía.

*** *** ***
--Oye, Francisco, los otros días estuviste genial en la exposición y defensa de la fe católica, por lo que he estado pensando en lo que dijiste sobre el llamado de Dios. ¿Y sabes qué?… Que Dios llama, y puede ser que sea la última oportunidad. Así pues, no me quiero arriesgar a perder el tren, pues posiblemente éste no vuelva a pasar. Por lo que me gustaría ir al retiro para experimentar, ver y descubrir qué es lo que Dios tiene deparado para mí.

--Te felicito, Antonio. Sé que no te arrepentirás y que estarás eternamente agradecido de la decisión que acabas de tomar. Ahora sólo me falta Cristal y Andrés, y tal vez Ana. Aunque ella va a ser más difícil. Lo que sí estoy seguro es que cuando Cristal lo sepa se va a animar a ir…

--A la verdad que ustedes los cristianos son unos tontos en creer en esas cosas -se anima a decir Luis, un no creyente-. ¿Quién les asegura que después de esta vida hay algo?

--Y ¿quién te asegura que después de la muerte nos vamos a encontrar con la nada? -responde Francisco-. Por lo menos nuestra fe se fundamenta en el Todo, mientras que tu fe se fundamenta en la nada. Tu vida está anclada a un vacío existencial que…

--Que por eso puedo vivir la vida plenamente libre, sin las preocupaciones de una religión limitante y enajenante que impide disfrutar a plenitud de los placeres de la vida.

--¡Qué equivocado estás! Pues vivir la vida al garete, sin responsabilidades, sin un fin absoluto con miras a lo eterno, sino a lo temporal y pasajero, eso sí que es de tonto y de necio.

»No sé cual será tu excusa para negar lo trascendente. Pero sí te aseguro que llegará el día en el que te toparás con él y…

--O con la nada -interrumpe Luis-. Pero una cosa te aseguro, que a mí no me meterás miedo con esas tonterías.

--No es meter miedo. Quien tiene miedo a estas realidades es un supersticioso; y quien usa estas realidades para meter miedo es un irresponsable y un canalla. Pero si veo a alguien caminar ciegamente hacia un precipicio, mi deber y obligación es advertirle del peligro. ¿No lo crees?

»Y si te lo digo es porque te veo caminando hacia un precipicio. De que me quieras escuchar y hacer caso, esa es tu decisión y responsabilidad. Cuando suene el último minuto ya te enterarás si tu decisión fue la acertada o no. Si fue acertada, no te enterarás de nada, pero si no, tendrás que asumir y sufrir las consecuencias de tu mala decisión.

--O sea, veo en el modo de exponer esta idea que tú no estás seguro de lo que va a suceder después de la muerte.

--¡Te equivocas! Sí estoy cien por ciento seguro de la verdad y realidad del Trascendente. La manera de haberte expuesto ambas posibilidades es para que tú las analices. Tu fe puesta en la nada vs. la fe en lo trascendente, en la eternidad, en lo que nunca terminará. Y yo apuesto cien por ciento seguro a lo segundo.

--Y yo apuesto que si no entramos a trabajar, nos van a botar del trabajo -advierte Antonio.

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